#Elecciones en #Cuba. Entre lecturas y #candidatos, ¿un observador?

Por Tuabaquey, colaborador de este blog

Jorgito, el camagüeyano

Pudieran llamarse Jorge, Isabel o simplemente Migue como le decimos todos en el barrio donde crecimos, sin embrago, todos tienen en común que ahora nos representarán en la asamblea provincial de Poder Popular o el parlamento. 

De ellos, Jorge o Jorgito, el camagüeyano, como se conoce por estos medios y más allá, es digno de imitar por su entereza, entrega y voluntad a prueba de todo. 

Su valor le viene de cuna por el ejemplo personal de sus padres y de un sistema educacional y de salud que ha hecho de él un guerrero. 

Pero no es el único, otros jóvenes, maduros y veteranos de diferentes razas y sexos también estarán en las instituciones de gobierno como ahora estuvieron en la recién finalizada Feria del Libro, donde por cierto, en actividades colaterales desarrolló paneles de historiadores, presentaciones literarias, lecturas de poesía y hasta de rumba hubo un poco. 

El colofón fue la entrega del Premio Nacional de Literatura 2017 a un martiano y camagüeyano, donde también estuvieron presentes mis candidatos.

Resultó interesante como nuestros historiadores Ricardo Muños, Desiderio Borroto y Luna hicieron énfasis en la necesidad de escribir e interpretar la historia tal y como sucedió para no dejar espacio a que allende los mares o simplemente en Miami la reescriban diciéndonos que los Diaz- Balart eran buenos al igual que Batista y que el gobierno norteamericano no tuvo injerencia en los asuntos cubanos como se nos pretende afirmar hoy día. Ahí se expusieron ejemplos que demuestran todo lo contario.

Esta historia Made in USA no se la cree nadie, aunque insista. Fíjense si es así que uno de sus papagayos asalariados en Cuba, el señorito Henry Constantin acudió a la Feria de Libro al parecer a desintoxicarse de la metralla que le tiran desde el norte, desde Perú o de donde haya una genuflexión del enemigo. 

El perseguido, acosado y maltratado Henry Constantín el día de las elecciones junto a su familia en la Feria del Libro en Camagüey.

Y nos alegramos que el Sr Constantin estuviera en las calles como simple observador o posiblemente cumpliendo esa función. De cualquier manera, pudo vivenciar de primera mano la avidez por la lectura, así como la escueta pero real historia de los candidatos del pueblo, esos que tienen sus antepasados en el otrora ingenio Santa Martha, como Jorgito, en el fundo de Najasa o en otros parajes de nuestra geografía.

También se llevó consigo la obra de la Revolución que se encargó de enseñar a leer y escribir a cada cubano y les abrió las puertas para continuar sus estudios y así poder discernir entre leer un buen libro de la literatura cubana o universal o un panfleto injurioso y falta de seriedad ideado, orientado y financiado desde el exterior, ah y también saber votar por los mejores cubanos.